En la antigua Roma, cuando la novia se disponía a atravesar el umbral de la casa del novio, adornado con una alfombra de ramas, la novia era levantada por el novio, en recuerdo del rapto de las Sabinas. Esta tradición aun se conserva en nuestros días.
Las mujeres romanas consideraban bello que las cejas estuvieran unidas sobre la nariz, para conseguir tal efecto utilizaban una mezcla de huevos de hormiga machacados con moscas secas.
Popea ( Esposa de Nerón ) invento la mascarilla, era una mezcla de pasta y leche de burra ( tectorium ) que se aplicaba sobre el rostro y se dejaba toda la noche, también era famosa por sus baños en leche de burra, cuando viajaba llevaba 300 burras para que las ordeñaran y tener leche para su baño.
¿Sabías que los romanos se lavaban los dientes con orines? Y mira por donde, los orines de la Hispania eran los más cotizados. Se envasaban en ánforas precintadas y eran repartidos por el Imperio.
Los romanos poseían dientes postizos realizados en marfil y sujetados con hilos de oro. Una ley prohibía depositar oro en las tumbas excepto el de los dientes postizos.
Para los romanos el Muérdago era símbolo de Paz. Por eso se usa en Navidad.
La prostitución era considerado un bien social.
Las mujeres en especial las matronas pagaban sumas desorbitadas por pasar una noche con un gladiador o un atleta musculoso, e incluso algunas ponían como condición que no se lavaran después de la lucha o la competición.
Los romanos inventaron la botella de champán y no los franceses. Ellos fueron los inventores de la botella de champán, con su tapón atado al cuello para que no explote.
Un rodaballo era más caro que una vaca, en Roma
La salsa más famosa y demandada era el “garum”, se añadía a cualquier plato, al agua, al vino etc. Se elaboraba con vísceras de pescado, atún, caballa y esturión, se ponía en maceración con salmuera y se dejaba secar al sol durante 2 ó 3 meses. Tal era su influencia que los cambios del precio del garum, influían en la moneda. El más caro era el “ Garum Sociorum ( garum de los socios ), realizado en Cartagena y se cotizaba a 180 piezas de plata el litro de salsa.
Los panaderos romanos eran de origen griego. En Roma había 329 panaderías. El precio del pan era regulado por los magistrados y el oficio pasaba de padres a hijos. El pan de harina blanca era el más apreciado, mientras que el panis plebeinos, (pan moreno) era el de los pobres y esclavos. El pan más barato era el panis acerosus, en su elaboración se añadían cañas de trigo, tropezones de salvado y demás cosas que estuvieran a mano. Los militares tenían su propia panadería y fabricaban su pan, el panis militaris. El pan ya existía en la Hispania y se cree que el uso de la levadura procede de nosotros.
Existían gran cantidad de platos exóticos o raros, como sesos de alondra con miel, lenguas de flamenco o ruiseñor, talones de camello, cresta de aves, pezones de cerda etc.
Las ánforas que se rompían eran tiradas a un vertedero, sus fragmentos (testas) en Roma llegaron a formar una colina de más de 30 metros de altura, el monte Testaccio.
Los romanos ya utilizaban el corcho para tapar sus recipientes.
La palabra candidato proviene de la palabra latina candidus (blanco) hace referencia a la ropa blanca que vestía el aspirante para demostrar la pureza de sus intenciones políticas.
Las leyes que escribieron los romanos sirven de base a los códigos legales vigentes hoy en la mayoría de los países occidentales. La famosa asignatura de Derecho Romano. La palabra ladrón proviene de “ladro”, que significa soldado, debido a los continuos saqueos y robos que realizaban las tropas romanas.
La ley prohibía que las condenadas a muerte fueran estranguladas si eran vírgenes. Según nos cuenta Suetonio, los verdugos primeros las violaban y luego las ejecutaban. Así cumplían la ley.
La ley Pompeya condena a los parricidas a morir cruelmente. Se les metía en un saco con un perro, un gato, una víbora y un mono, después era arrojado al mar.
La ley Julia castigaba el adulterio con la perdida de parte de sus bienes y el destierro. También permitía al padre de la adultera matarla con sus propias manos, si el marido no lo hacía.
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