El pasado 6 de octubre, el Parlamento Europeo, mostró en una votación su desaprobación a la autorización de cinco organismos genéticamente modificados (OGM), que habían sido ya autorizados por la Comisión Europea.
Los organismos autorizados, protagonistas de éste caso, son maíces transgénicos Bt11, 1507 y MON810 (productos y semillas) y un algodón resistente al glifosato.
Un gesto, realmente de cara a la galería, hacia la masa social crítica con tales autorizaciones.
La Comisión Europea autoriza y el Parlamento Europeo, «en descoordinación, con la Comisión», rechaza. Rechazo del Parlamento, sin ningún efecto determinante, puesto que la competencia para ello corresponde a estados miembros y al Ejecutivo Comunitario, cuya actividad y opinión al respecto aún no ha trascendido en los medios.
Múltiples instituciones, etapas y vías, que supuestamente debieran afinar el filtro de organismos que pudieran ser nocivos para el espacio medioambiental, pero que a la postre, turban y enmascaran una legislación aleatoria, que se rige por intereses económicos y políticos, desdeñando los ecológicos.
Fuente y detalles de la noticia, realmente mucho más optimista…